En abril de 2025 participé en la exposición colectiva Mirades, organizada por el Centre Municipal d’Art de Ciutadella en la galería VidrArt. La muestra proponía un reto común a todos los artistas participantes: cada obra debía incluir, como mínimo, un ojo. Yo presenté dos piezas muy distintas entre sí. La mirada del Bushido, un retrato realista de un samurái en acrílico sobre lienzo (100 × 120 cm), con una armadura dorada y un fondo blanco con caligrafía japonesa. Y Silencio expectante, una obra espontánea y expresiva pintada en el reverso del lienzo (30 × 40 cm), donde un único ojo parece surgir directamente de la tela cruda, enmarcado por la propia estructura del bastidor.

Fue una experiencia muy enriquecedora, que me permitió mostrar trabajos más maduros y personales en comparación con exposiciones anteriores del CMAC. Participar en esta muestra colectiva un año después, con una mayor solidez técnica y conceptual, supuso un paso importante en mi evolución artística. Las reacciones del público fueron muy positivas, y el contraste entre mis dos obras generó especial interés entre los visitantes.