Falco, trabajador nº574 del módulo Esperanza

Falco no espera nada. Sentado en un vagón de metro cualquiera —quizá volviendo, quizá yendo, quizá simplemente atrapado en bucle— representa a la clase trabajadora de un futuro demasiado parecido al presente. Modificado para rendir, optimizado para cumplir, vestido con el uniforme que ya es piel. Ni sueños, ni descanso, ni alternativa. Solo trabajo. Módulo Esperanza, se llama el complejo al que pertenece. Un nombre que suena más a burla que a consuelo.

Su rostro es una máscara sin dramatismo, sin épica. Cansancio puro. Desconexión emocional. ¿Está Falco así por las prótesis que lleva… o por el sistema que le rodea? Ya no importa. Su cuerpo forma parte de la empresa y su identidad se diluye como la pintura del fondo. Esta obra no grita, pero pesa. Nos confronta con esa rutina gris que tantos conocen: cuando la vida entera cabe entre el trabajo y el trayecto hacia él. Y lo más inquietante… es que Falco aún sigue funcionando.

______________________________

Técnica: Acrílico

Soporte: Lienzo

Medidas: 100 x 120 cm

Fecha de realización: 2024

______________________________